
Sobre María Eugenia de Hart Zea
Soy María Eugenia de Hart Zea. Llevo varias décadas trabajando como educadora y psicoterapeuta sistémica en el tema de la psicología de la familia y la educación tanto formal (escuela, universidad) como informal (la familia y el entorno cultural).
Otra parte de mi oficio ha sido el acompañamiento a personas con diagnósticos graves. En unos casos a atravesar el camino de la sanación, en la mayoría a atravesar el último tramo de sus vidas, es decir en sus lechos de muerte.
Tengo 78 años, mi vida ha sido una aventura llena de episodios oscuros y miedosos, otros de luz y milagros como es uno de mis primeros recuerdos cuando muy pequeña una noche descubrí la existencia de las estrellas. Desde niña vi la vejez como lo más importante de una vida al ser posible cumplir a cabalidad con la plenitud de mi existencia, aprendiendo con cada trayecto, como sucede en las etapas educativas desde la primera infancia hasta el ejercicio profesional de alguien con un doctorado.
Constaté que el elemento único más importante para una vida fructífera en cada etapa es la MADUREZ. Y, ¿qué es MADUREZ? La explicación más sencilla es un rosal: el botón es la etapa de inmadurez sana que lleva a la madurez de la flor, la rosa abierta en todo su esplendor. Y, como es mortal, la rosa muere al final de su espléndido camino.
Por más de diez años he trabajado en lo que he llamado EL LENGUAJE DE LA CORDURA – LA SERIA OBLIGACIÓN DE SER FELIZ. Este es el lenguaje transparente que todos hablamos de pequeños y que se refunde en las etapas posteriores. La madurez consiste en retomar esa transparencia en la adultez.
En este web page van a encontrar las diversas formas en que he plasmado todo lo que mi larga vida me ha enseñado, a través de logros y fracasos, de caídas y nuevas levantadas.
A esto se agrega lo que he aprendido y sigo aprendiendo todos los días de un gran número de personas: pacientes, pupilos, familiares y amigos, compañeros creativos y más.